Extractos del libro
"Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un anciano indio"
de Kent Nerburn
Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.
A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla. Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces.
Sabiduría de la Kabbalah
¿Qué sucede usualmente cuando nos sentimos ofendidos por alguien? ¿Cuál es nuestro proceso de pensamiento? Evitamos a esa persona. O investigamos mentalmente todas las formas en que está equivocada y nosotros tenemos la razón. O llevamos el caso a nuestros amigos y les probamos cuán correcta que es nuestra postura. O tenemos dudas y pensamos que hay algo que anda mal en nosotros. O planeamos una clásica venganza en su contra.
Cuando queremos alcanzar un nivel espiritual más elevado, cuando trabajamos para conectarnos y permanecer conectados al 99% tanto como sea posible, tenemos que hacernos preguntas más elevadas acerca de este tipo de comportamiento. Nuestros viejos métodos para manejar los problemas y las situaciones, aunque habitualmente sean fáciles y aparentemente correctos desde nuestro punto de vista tradicional, no benefician a nadie, especialmente a nosotros mismos.
Podemos encontrar respuestas para cualquier tipo de conflicto, incluidos aquellos con los que quizá hemos batallado durante décadas. Podemos encontrar esas respuestas mediante la empatía.
Cuando nos encontramos en conflicto, debemos dejar que la empatía sea la que reaccione.
Preguntémonos qué sucede con la otra persona. Recuerda, todos somos humanos y todos vivimos experiencias difíciles. Cuando hacemos el esfuerzo de cambiar una situación de confrontación o evasión por una en la que actuamos con intención genuina de ayudar, experimentamos un giro total en las fuerzas que obran en esa situación.
A menudo las personas que aparentemente son más duras son las más sensibles, pero nunca dejarán que veamos ese aspecto de su personalidad, ni obtendremos la información que realmente necesitamos a menos que realicemos una abertura en nuestros pensamientos.
Piensa en alguien que consideres hostil hacia ti, un enemigo por así decirlo, y haz lo siguiente: entra en su piel. Imagina estar en su posición tratando contigo. Al experimentar cómo se siente ella, saldrán de tu boca las palabras adecuadas. Aplica el mismo método en todas aquellas posibles interacciones que se produzcan a partir de ahora.
Bórrate a ti mismo por un momento y pide a la Luz que te muestre lo que la otra persona ve y lo que siente. Este ligero cambio en tu visión y tus sensaciones tendrá un maravilloso impacto.
Así como la luz de una bombilla ahuyenta la oscuridad en una habitación, un conflicto en toda escala, —entre personas discutiendo por un lugar para estacionarse o entre naciones discutiendo sobre un campo petrolero— es traído a un final pacífico a través de la Luz de este Nombre.
Fuente: http://www.luzdelalma.jetband.com.ar/
"Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un anciano indio"
de Kent Nerburn
Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.
A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla. Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces.
Sabiduría de la Kabbalah
¿Qué sucede usualmente cuando nos sentimos ofendidos por alguien? ¿Cuál es nuestro proceso de pensamiento? Evitamos a esa persona. O investigamos mentalmente todas las formas en que está equivocada y nosotros tenemos la razón. O llevamos el caso a nuestros amigos y les probamos cuán correcta que es nuestra postura. O tenemos dudas y pensamos que hay algo que anda mal en nosotros. O planeamos una clásica venganza en su contra.
Cuando queremos alcanzar un nivel espiritual más elevado, cuando trabajamos para conectarnos y permanecer conectados al 99% tanto como sea posible, tenemos que hacernos preguntas más elevadas acerca de este tipo de comportamiento. Nuestros viejos métodos para manejar los problemas y las situaciones, aunque habitualmente sean fáciles y aparentemente correctos desde nuestro punto de vista tradicional, no benefician a nadie, especialmente a nosotros mismos.
Podemos encontrar respuestas para cualquier tipo de conflicto, incluidos aquellos con los que quizá hemos batallado durante décadas. Podemos encontrar esas respuestas mediante la empatía.
Cuando nos encontramos en conflicto, debemos dejar que la empatía sea la que reaccione.
Preguntémonos qué sucede con la otra persona. Recuerda, todos somos humanos y todos vivimos experiencias difíciles. Cuando hacemos el esfuerzo de cambiar una situación de confrontación o evasión por una en la que actuamos con intención genuina de ayudar, experimentamos un giro total en las fuerzas que obran en esa situación.
A menudo las personas que aparentemente son más duras son las más sensibles, pero nunca dejarán que veamos ese aspecto de su personalidad, ni obtendremos la información que realmente necesitamos a menos que realicemos una abertura en nuestros pensamientos.
Piensa en alguien que consideres hostil hacia ti, un enemigo por así decirlo, y haz lo siguiente: entra en su piel. Imagina estar en su posición tratando contigo. Al experimentar cómo se siente ella, saldrán de tu boca las palabras adecuadas. Aplica el mismo método en todas aquellas posibles interacciones que se produzcan a partir de ahora.
Bórrate a ti mismo por un momento y pide a la Luz que te muestre lo que la otra persona ve y lo que siente. Este ligero cambio en tu visión y tus sensaciones tendrá un maravilloso impacto.
Así como la luz de una bombilla ahuyenta la oscuridad en una habitación, un conflicto en toda escala, —entre personas discutiendo por un lugar para estacionarse o entre naciones discutiendo sobre un campo petrolero— es traído a un final pacífico a través de la Luz de este Nombre.
Fuente: http://www.luzdelalma.jetband.com.ar/