Este texto no lo he sacado de internet, lo he sacado de mi mesilla de noche, lo guardaba año tras año, lo miraba cada vez que limpiaba el cajón, es un librito que me dejó mi madre hace unos 17 años y he decidido que algo tan profundo deberia compartirlo con quien entre en mi blog, espero le deis el valor que tiene y sea tan eficaz como lo es conmigo, es una forma de empezar a meditar...por ejemplo; tener quince minutos para estar contigo mism@.
No es preciso hijo mio, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aqui sencillamente como hablarias a tu hermano. ¿necesitas hacerme en favor de alguien una suplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres; bien sea el de tus hermanos y amigos; dime enseguida que quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos , que llegan a olvidarse en cierto modo de si mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así con sencilles, con llaneza, de los hombres quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda suplica que salga del corazón: ¿ y no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama? ¿ Y para ti, no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, como una lista de tus necesidades y ven, léela en mi presencia.
Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo: que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente...; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de ti tales miserias. No te avergüences ¡pobre alma! ¡ Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad...; y poco a poco se vieron libres de ellos. Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, exito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte y lo doy y deseo que me pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. HOy por hoy, ¿ que necesitas? ¿ que puedo hacer por tu bien? ¡ si supieras los deseos que tengo por favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre tus manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿ que te preocupa? ¿ que piensas? ¿ que deseas? ¿ qué quieres que haga por tu hermano, por tu hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿ que desearías hacer por ellos? ¿ y por mi? ¿ no sientes deseos de mi gloria? ¿ no quisieras hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá olvidados de mi?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa y yo te diré las causas del mal éxito. ¿no quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mio, soy dueño de los corazones y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿ Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿ quien te hirió? ¿ quien lastimó tu amor propio? ¿ quien te ha despreciado? Acercate ami corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo y acabarás en breve por decirme que a semejanza de mi, todo lo perdonas, todo lo olvidas y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿temes por ventura? ¿ Sientes en tu alma aquellas vagas melancolias, que no por ser infundidas dejan de ser desgarradoras? Echate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aqui, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvio de parte de personas que antes te quisieron bien y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstaculo a tu santificación.
¿ Y no tienes tal vez alegria alguna que comunicarme? ¿por qué no me haces participe de ella a fuer de buen amigo? Cuentame lo que desde ayer, desde la ultima visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonrreir tu corazón, Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestras de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mia es todo eso y yo te lo he proporcionado: ¿porque no has de manisfestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente como un hijo a un padre: " ¡ Gracias, padre mio, gracias!" el agradecimiento trae consigo nuevos beneficios porque al bienhechor le gusta verse correspondido. ¿ tampoco tienes promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón, a los hombres se les engaña facilmente; a DIOS, no. Hablame, pus, con toda sinceridad. Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga? Ahora bien, hijo mio; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aqui los dos, en la soledad del santuario, Guarda en cuanto puedas silencio, modestia recogimiento, resignación caridad con el projimo. Ama a mi Madre, que lo es tambien tuya, la VIrgen Santisima y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada dia nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo: que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente...; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de ti tales miserias. No te avergüences ¡pobre alma! ¡ Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad...; y poco a poco se vieron libres de ellos. Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, exito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte y lo doy y deseo que me pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. HOy por hoy, ¿ que necesitas? ¿ que puedo hacer por tu bien? ¡ si supieras los deseos que tengo por favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre tus manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿ que te preocupa? ¿ que piensas? ¿ que deseas? ¿ qué quieres que haga por tu hermano, por tu hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿ que desearías hacer por ellos? ¿ y por mi? ¿ no sientes deseos de mi gloria? ¿ no quisieras hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá olvidados de mi?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa y yo te diré las causas del mal éxito. ¿no quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mio, soy dueño de los corazones y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿ Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿ quien te hirió? ¿ quien lastimó tu amor propio? ¿ quien te ha despreciado? Acercate ami corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo y acabarás en breve por decirme que a semejanza de mi, todo lo perdonas, todo lo olvidas y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿temes por ventura? ¿ Sientes en tu alma aquellas vagas melancolias, que no por ser infundidas dejan de ser desgarradoras? Echate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aqui, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvio de parte de personas que antes te quisieron bien y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstaculo a tu santificación.
¿ Y no tienes tal vez alegria alguna que comunicarme? ¿por qué no me haces participe de ella a fuer de buen amigo? Cuentame lo que desde ayer, desde la ultima visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonrreir tu corazón, Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestras de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mia es todo eso y yo te lo he proporcionado: ¿porque no has de manisfestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente como un hijo a un padre: " ¡ Gracias, padre mio, gracias!" el agradecimiento trae consigo nuevos beneficios porque al bienhechor le gusta verse correspondido. ¿ tampoco tienes promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón, a los hombres se les engaña facilmente; a DIOS, no. Hablame, pus, con toda sinceridad. Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga? Ahora bien, hijo mio; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio...; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aqui los dos, en la soledad del santuario, Guarda en cuanto puedas silencio, modestia recogimiento, resignación caridad con el projimo. Ama a mi Madre, que lo es tambien tuya, la VIrgen Santisima y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada dia nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.