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sábado, 28 de marzo de 2009

EL FUTURO DE NUESTRO PLANETA Y LOS NIÑOS DE HOY



Estos niños de hoy poseen una serie de características que, en general, son las siguientes: son distraídos o demasiado inquietos en clase, utilizan un lenguaje muy desarrollado para su edad, tienen percepciones extrasensoriales, poseen miradas muy profundas y sabias, presentan un alto grado de sensibilidad, tienen mucha energía y vitalidad, aprenden muy rápido, manejan los ordenadores y la tecnología punta desde bien pequeños, muestran mucho interés por temas profundos (como la muerte o Dios, por ejemplo), adoran la naturaleza, pueden hacer dos o tres actividades a la vez, muestran una curiosidad insaciable (siempre preguntan el por qué de las cosas), son nobles e íntegros, tienen mucha imaginación y creatividad, son muy intuitivos, y tienen una visión más global de las situaciones.Ya no nos cabe duda alguna de que nuestro mundo está inmerso en una oleada de cambios espectaculares. Los últimos decenios nos han traído un enorme conjunto de transformaciones como nunca antes se habían dado en la historia conocida de la humanidad. Esto nos llena de esperanza a muchos, pues los avances en la comunicación y la tecnología han conseguido que muchas barreras individuales, sociales y culturales vayan desapareciendo, y de este modo va surgiendo una conciencia más global, más planetaria. Sin embargo, todos estos enormes cambios también generan unos temores de grandes proporciones en muchas personas, pues basan su seguridad en que todo se mantenga con el mismo esquema en el que viven y piensan que todo lo nuevo no traerá sino desgracias y pérdidas de sus valores, formas de vida y bienes materiales; haciendo caso a aquel pesimista refrán popular que dice “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. De este modo dan la espalda al funcionamiento auténtico de la naturaleza y, por tanto, de la propia vida: todo es un fluir continuo, todo está en constante cambio y transformación. No hay más que observar un poco el bosque, el mar, la montaña o el desierto para darse cuenta de esta verdad. El filósofo presocrático Heráclito afirmaba aquello de “Todo fluye y nada permanece. Nunca te bañarás dos veces en el mismo río”.
En los últimos meses los medios de comunicación y los ciudadanos de a pie están hablando y comentando mucho acerca de lo que se denomina el “cambio climático”. Y es cierto que todos estamos tomando conciencia de que el clima es diferente y que cada vez más se están produciendo fenómenos meteorológicos extraños y radicales. De hecho, existen datos que corroboran esta apreciación:
*La actividad volcánica ha tenido un crecimiento del 500% desde 1875 (dato del Smithsonian Institute, de su catálogo “Volcanes en el mundo”).
*Mayor número de inundaciones, nieve en lugares calurosos (por ejemplo, en Kenia), aparición de enormes huracanes, deshielo de grandes extensiones de los polos.
*Incendios forestales más intensos y numerosos, aumento del calor en los océanos Pacífico y Atlántico, calor excesivo en zonas frías del planeta, agudización del fenómeno del Niño, etc.
*La actividad telúrica en el planeta ha tenido un crecimiento del 400% desde el año 1973 (dato de la U.S. Geological Survey).
*Mayor actividad solar y su consecuente aumento de la actividad electromagnética.
*Mayor actividad de tornados en zonas donde no se producían en tal cantidad.
*Inclinación del eje magnético de la Tierra. Científicos de la NASA afirmaron que el seísmo que produjo el maremoto en el sudeste de Asia el 26 de diciembre de 2004 cambió el eje terrestre, acelerando su rotación y acortando la duración del día en 3 microsegundos. Según estos científicos, la inclinación del eje terrestre habría aumentado. Por otra parte, desde hace unos pocos meses ha surgido la gran crisis del sistema financiero mundial, que ha provocado un enorme miedo en un gran número de personas. Pero lo cierto es que esta crisis (o mejor, desplome de la economía) es el resultado de la especulación, el fraude, la injusticia, la ambición desmesurada y la corrupción que existen en las altas esferas del sistema imperante. Es una muestra más de que el mundo está cambiando a gran escala (esto sería algo similar a la caída de Roma, del imperio romano, para dar lugar al nacimiento de una nueva sociedad). El sistema comunista se vino abajo y ahora se hunde el sistema capitalista; hemos de crear un nuevo sistema social y económico más transparente, justo, solidario y honesto. A comienzos del pasado mes de noviembre, se produjo un acontecimiento espectacular en el mundo: nada más y nada menos que la elección de un presidente de raza negra, por vez primera en la historia, en Estados Unidos. Me refiero a Barak Obama, por supuesto. Dicho acontecimiento representa otra muestra evidente de los importantes cambios que se están produciendo en nuestro planeta. Los mensajes que Obama está transmitiendo a todos los ciudadanos hablan de esperanza, de cambio, de que unidos podemos. Su frase más famosa es la de “Yes, we can” (“Sí, podemos”); y otra afirmación suya es “Ahora es nuestra gran oportunidad. Todos somos Uno”. De este modo, podemos observar que este presidente se halla en completa sintonía con el futuro próximo hacia el que nos encaminamos: un mundo de paz, unidad, solidaridad y amor. Podríamos mencionar más hechos y evidencias de los grandes cambios que se están produciendo en el globo terráqueo, pero ahora prefiero hablarle, querido lector o querida lectora, de un tema insólito y apasionante; vamos a centrarnos en un asunto que suele pasar desapercibido y que también está relacionado con el futuro de nuestro mundo. Se trata de los niños que están naciendo en los últimos años; son niños muy especiales y diferentes a los de anteriores generaciones. Ginecólogos, matronas y demás profesionales que asisten a las mujeres en el momento del parto, afirman que en los últimos años los niños nacen con los ojos abiertos, a diferencia de los antiguos nacimientos en que los infantes nacían con los ojos cerrados y permanecían así varios días. Esto es una demostración de que estos niños son más avanzados. En otro ámbito, podemos escuchar a muchas personas decir de niños cercanos o de su familia aquello de “¡Este niño cómo habla, parece un viejo!”. Muchos niños hablan como un adulto y con una gran sabiduría. Yo mismo, en mi labor de investigador, psicólogo y psicoterapeuta, he podido constatar desde hace unos años que efectivamente estos niños de ahora son mucho más despiertos, inteligentes y sabios, así como más amorosos y compasivos. Los niños de ahora, tan especiales, son conocidos por diferentes nombres: - Superdotados o de Altas Capacidades, puesto que muchos de ellos obtienen un coeficiente de inteligencia (CI) de más de 130. - Índigo y Cristal, en referencia al color de su campo electromagnético o aura. - Estrella, por ser niños más conectados con la dimensión elevada del ser humano, según las investigaciones de Georg Kühlewind, profesor de la Universidad de Budapest. - De la Nueva Generación o Generación Tercer Milenio (GTM), atendiendo al hecho de que son los infantes que están naciendo en los últimos años. - De Alta Sensibilidad, en diferentes niveles (físico, emocional, psíquico, social...). Tema que está siendo estudiado por diversos psicólogos de distintos países. - De Hemisferio Derecho, porque muestran un gran desarrollo de su hemisferio derecho del cerebro, mucho más que las anteriores generaciones. Esta es una denominación acuñada por mí mismo. Para hacernos una idea más precisa, deseo explicar ahora que estos niños de hoy poseen una serie de características que, en general, son las siguientes: son distraídos o demasiado inquietos en clase, utilizan un lenguaje muy desarrollado para su edad, tienen percepciones extrasensoriales, poseen miradas muy profundas y sabias, presentan un alto grado de sensibilidad, tienen mucha energía y vitalidad, aprenden muy rápido, manejan los ordenadores y la tecnología punta desde bien pequeños, muestran mucho interés por temas profundos (como la muerte o Dios, por ejemplo), adoran la naturaleza, pueden hacer dos o tres actividades a la vez, muestran una curiosidad insaciable (siempre preguntan el por qué de las cosas), son nobles e íntegros, tienen mucha imaginación y creatividad, son muy intuitivos, y tienen una visión más global de las situaciones. Es muy interesante la aportación del antropólogo e investigador John White, miembro de la Asociación Antropológica Americana (American Anthropological Association), que afirma que: “Se está perfilando una nueva humanidad que se caracteriza por una psicología ya modificada, basada en la expresión del sentimiento y no en su represión. Esto se traduce en: una motivación solidaria y amorosa, no competitiva y agresiva; una lógica multinivel-integrada, no lineal-secuencial; un sentido de identidad inclusiva-colectiva, no aislada-individual; y capacidades psíquicas utilizadas con propósitos benevolentes y éticos, no dañinos ni inmorales.” Este investigador concluye que se está produciendo un gran giro de la humanidad en su conjunto, lo cual dará lugar a la aparición del Homo Noeticus (Hombre de Conciencia), que constituye el siguiente escalón en la evolución humana. Esta apreciación me recuerda lo que postulaba mi amigo Colin Bloy, investigador incansable de origen británico, ya fallecido, cuando mencionaba aquello de que nos encontramos en la transición del Homo Sapiens al Homo Amans. Desde luego que vamos a convertirnos en Seres Humanos Amorosos superando al Humano Racional, de eso no me cabe la menor duda, se trata del siguiente paso en la evolución del hombre. En la misma línea se expresa Georg Kühlewind, profesor de química-física de la Universidad de Budapest e investigador de los nuevos niños, a los que llamó Niños Estrella por la importante conexión que tienen con la dimensión transcendente o elevada del ser humano. Afirma que: “Desde hace unos veinte años nacen más y más niños que en su ser y su comportamiento se apartan de aquellos a los que están acostumbrados padres y pedagogos. Una nueva generación de almas entra en la tierra..., niños que traen una gran madurez, que están descontentos con el mundo de los adultos y que, con un poderoso impulso espiritual, quieren transformar este mundo. Este es el suceso más importante en los tiempos actuales.” Bellas palabras, Georg. El Doctor Abad Merchán, director regional de Programas Culturales del Museo del Banco Central de Ecuador, una eminencia en antropología y sociología, resaltó que estamos viviendo un momento único y muy especial en términos de aceleración evolutiva de la humanidad. Y expresa que “Hay que reconocer que la presencia de los nuevos niños/as, llamados talentosos u otros, representa el símbolo en vida de un cambio trascendental de la humanidad actual, sólo comparable con los grandes hitos históricos de adaptación a lo largo del llamado ascenso del ser humano, tales como el fuego, la agricultura o la revolución industrial. Pero el cambio actual no incluye solamente el mundo físico y externo, sino principalmente interno, a través de la modificación de la Conciencia... Desde el punto de vista sociológico, el siglo XX es visto como un espacio de tiempo con una aceleración de la historia de la humanidad. Somos testigos y protagonistas de los grandes cambios socio-antropológicos y sobre todo emocionales-espirituales. El cambio del corazón puede ser más rápido que cualquier otro. No existe otra opción de cambio, ahora, que esa. El cambio va a ser espiritual, empezando por la transformación personal de cada uno. Lo que hubiera tomado muchos siglos, con esta aceleración histórica y con el aparecimiento de estos nuevos niños/as, altamente empáticos y talentosos, lo vamos a presenciar en tan sólo un par de décadas.” Hace unos días, cuando me hallaba conduciendo mi automóvil en compañía de mi hijo Daniel, de 9 años de edad, éste me declaró, de manera espontánea y sin tener relación con la conversación que estábamos manteniendo (pues hablábamos de asuntos de su colegio), lo siguiente: “Yo quiero un mundo donde haya gente que no se pelee, en el que todos seamos iguales, seamos felices, en el que nadie se maltrate y que nadie abuse de nadie, que nadie juzgue a las personas por cómo son, y que haya amor”. Me quedé estupefacto y maravillado por tener una muestra, una vez más, de lo muy conectados e inspirados que son estos niños, y de la hermosa conciencia global que ellos poseen de forma innata. No me cabe ninguna duda de que nuestra sociedad necesita el desarrollo de las cualidades del hemisferio derecho cerebral y los niños de hoy ya lo traen incorporado. Hemos funcionado mucho con el hemisferio izquierdo, el lado racional, y ahora nos corresponde cultivar y activar la parte intuitiva, interna, creativa, artística, global, espiritual, emocional, amorosa. Sólo de esta manera conseguiremos una sociedad armónica, próspera y alegre. Nuestro Planeta Azul está cambiando para llegar a ser un Mundo de Unidad, Paz y Amor. Los niños de hoy son una muestra sorprendente de este cambio. Ellos ayudarán a transformar el mundo; es responsabilidad de todos comprenderlos, atenderlos y apoyarlos ¡Ahora! ¡Unidos podemos, avancemos con fuerza e ilusión!
Luis Sánchez González Investigador, psicólogo y psicoterapeuta E-mail:
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