lunes, 3 de noviembre de 2008
El perdón, camino de sabiduria y paz.
Te dejo esta llave para que abras la caja de sufrimientos y saques lo que tienes dentro...
El perdón no es un simple mecanismo para liberar de la culpa a quien nos ofendió, el perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la amargura que dejó en esa acción en mi corazón. Yo puedo decidir perdonar a alguien, el cual no está arrepentido (de verdad) de haberme dañado, por que mi intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien, que se haya desatado la amarra que me tenía detenido en el puerto.
Es muy importante saber, que el perdón no exime de la culpa al ofensor, sino que libera al ofendido. Usted y yo necesitamos decidir perdonar, para ser libres de las heridas del alma.
He escuchado muchas veces la frase: "yo perdono, pero no olvido", y pensamos seriamente que sino olvidamos, es debido principalmente a que realmente no hemos olvidado, pero esto también es un error, el perdón no implica nunca que olvidemos todo, el perdón no produce amnesia, no es indispensable que olvidemos para perdonar, puedo perdonar y ser consciente del daño que se me hizo, pero he decidido que ya no me va a afectar nunca más en mi vida.
Hay un punto muy importante y es que podemos decidir perdonar, tomamos la decisión de no traer al presente las cosas pasadas, incluso nos mantenemos firmes en la decisión de no criticar, ni agredir a la persona que nos ofendió. Sin embargo, no podemos decidir dejar de sentir. Si usted quiere de verdad, que se vaya lejos lo que siente, no depende exclusivamente de usted, pero no es imposible dejar de sentir.
Cuando usted decida perdonar de una vez a alguien, es indispensable que lo confiese con su boca, no piense en el perdón, hable del perdón, no importa que usted esté sólo, quizás va en su cómodo automóvil escuchando música y piense: "si yo necesito perdonar, yo debo perdonar, yo quiero ser libre de la culpa que otra persona me hizo a mí en su momento", pero no es suficiente que usted lo piense, hay que confesarlo con su boca, aunque usted esté sólo en un lugar, que salga de su boca libremente, hay una marcada diferencia inmensa entre pensarlo y hablarlo; con nuestra boca tenemos el poder para la vida y poder para la muerte, poder para atar y poder para desatar. ¡Confiéselo!, cuando lo hablan, sienta esa libertad, ese peso extra que se va, tal vez acompañado de lágrimas, tal vez acompañado de tristeza y de llanto, pero finalmente un ser libre.
Los pasos principales para perdonar a alguien son los siguientes, estos son solo algunos pero para empezar estos están bien:
a.. Identifique plenamente la herida específica que le hicieron, y la persona que se lo hizo.
b.. Decida perdonarla a pesar de lo que siente en su corazón.
c.. Confiese con su boca ese perdón aunque usted esté sólo, no tiene que ir a decírselo a aquella persona; lo puede hacer usted en la privacidad donde se encuentre en ese momento.
d.. Yo podría ir y decirle a alguien: "te perdono por esto y aquello", y aquella persona decir: "pues mira si te lo puedo volver a hacer lo repito otra vez".
e.. Recuerde que el perdón no es para liberar de culpa al otro, sino para que yo sea libre de las heridas del alma.
f.. Acérquese a Dios y dígale desde el fondo de su alma: "Señor, yo decido perdonar, quítame lo que siento, borra de mi corazón estas heridas, dame un corazón nuevo, te entrego el mío, ven a mi vida Jesucristo a ti te lastimaron profundamente, a ti te dañaron y te atreviste a decir a tu padre: "perdónalos por que no saben lo que hacen", ¡Señor, yo te digo hoy perdona a tal persona, por que me lastimó profundamente, y llévate de mi corazón este amargo sentimiento!, "yo hago mi parte, tu haz la tuya".
También nosotros hemos lastimado a mucha gente, con intención ó sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros seres queridos; hay que pedirles perdón. Las situaciones que recordamos en las que estamos conscientes que los hemos ofendido, necesitamos anotarlas, y debemos decirles: "perdóname".
Si usted no puede ir haga uso de una llamada telefónica, de una carta, de un correo electrónico ó de una tarjeta de disculpa, y dígale desde dentro de su corazón: "yo te lastimé en aquella ocasión, con esto y con está otra situación, te pido de corazón que me perdones", si la persona lo perdona ó no ese no es problema suyo, usted ya es libre de ese nudo, que lo tenía amarrado en su corazón. Usted y yo no podemos decidir que los demás desaten sus propios nudos.
El perdón es un mecanismo para que nuestro corazón sane las heridas, para que nuestra alma brille, para que nuestra vida vaya en aumento, para que usted y yo podamos desarrollar este potencial que poseemos y que nadie nos puede quitar nunca.
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una historia del perdón
El tema del día era resentimiento y el maestro nos había pedido que lleváramos patatas y una bolsa de plástico.
Ya en clase elegimos una patata por cada persona que guardábamos resentimiento.
Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas.
El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de patatas.
Naturalmente la condición de las patatas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado desatendía cosas que eran más importantes para mí.
Todos tenemos patatas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.
Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse.
Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaba de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.
Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu.
La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando.
Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.
El perdón es una expresión de amor.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
"La declaración del Perdón es la clave para liberarte".
¿Con qué personas estás resentido?
¿A quiénes no puedes perdonar?
¿Tú eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?
"Perdona para que puedas ser perdonado"
"Recuerda que con la vara que mides, serás medido..."
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