RECOMENDACIONES

lunes, 12 de abril de 2010

Extracto del libro CONVERSACIONES CON DIOS vol. 1


Neale : ¿Con quién se comunica Dios? ¿Se trata de personas especiales? ¿En momentos especiales?

DIOS: Todo el mundo es especial, y todos los momentos son buenos. No hay ninguna persona que sea más especial que otra, ni ningún momento que sea más especial que otro. Mucha gente decide creer que Dios se comunica de maneras especiales y únicamente con personas especiales. Esto libera a las masas de la responsabilidad de escuchar Mi mensaje, y aún más de aceptarlo (esa es otra cuestión), y les permite quedarse con lo que dicen otros. No tenéis que escucharme puesto que ya habéis decidido que otros Me han oído acerca de todos los asuntos, y tenéis que oírlos a ellos. Al escuchar lo que otras personas piensan que Me han oído decir, vosotros no tenéis que pensar en absoluto. Esta es la razón principal de que la mayoría de la gente eluda Mis mensajes a nivel personal. Si uno reconoce que recibe Mis mensajes directamente, entonces es responsable de interpretarlos. Es mucho más seguro y mucho más fácil aceptar la interpretación de otros (aunque se trate de otros que han vivido hace 2.000 años) que tratar de interpretar el mensaje que uno puede muy bien estar recibiendo en este mismo momento. No obstante, te propongo una nueva forma de comunicación con Dios. Una comunicación de doble dirección. En realidad, eres tú quien me la ha propuesto a Mí; ya que he venido a ti, en esta forma, aquí y ahora, en respuesta a tu llamada.
¿Por qué algunas personas -como, por ejemplo, Jesucristo- parecen escuchar más lo que Tú comunicas que otras?
Porque algunas personas están verdaderamente dispuestas a escuchar. Están dispuestas a oír, y están dispuestas a permanecer abiertas a la comunicación aun cuando lo que oyen parezca espantoso, disparatado o manifiestamente equivocado.
¿Debemos escuchar a Dios aun en el caso de que lo que diga nos parezca equivocado?
Especialmente cuando parece equivocado. Si creéis que estáis en lo cierto respecto de algo, ¿para qué necesitáis hablar con Dios? Seguid adelante, actuando según vuestro entender. Pero observad lo que habéis estado haciendo desde el principio de los tiempos. Y mirad cómo es el mundo. Evidentemente, en algo habéis fallado; y es obvio que hay algo que no entendéis. Lo que sí entendéis ha de pareceros correcto, puesto que «correcto» es un término que utilizáis para designar aquello con lo que estáis de acuerdo. Por lo tanto aquello que se os escapa aparecerá, en un primer momento, como «equivocado». La única manera de adelantar en esto es preguntándose uno mismo: ¿Qué pasaría si todo lo que considero «equivocado» fuese realmente "correcto"?». Todos los grandes científicos conocen esta pregunta. Lo que hace el científico no es simplemente trabajar; el científico cuestiona todos los presupuestos y prejuicios. Todos los grandes descubrimientos han surgido de la voluntad, de la capacidad, de no estar en lo cierto. Y eso es lo que se necesita en este caso. No podéis conocer a Dios hasta que hayáis dejado de deciros a vosotros mismos que ya conocéis a Dios. No podéis escuchar a Dios hasta que dejéis de pensar que ya habéis escuchado a Dios. No puedo deciros mi verdad, hasta que vosotros dejéis de decirme las vuestras.
Pero mi verdad acerca de Dios procede de Ti.
¿Quién lo ha dicho?
Otros.
¿Qué otros?
Predicadores. Vicarios. Rabinos. Sacerdotes. Libros. ¡La Biblia, por amor de Dios! Esas no son fuentes autorizadas.
¿No lo son?
No.
Entonces, ¿qué hay que sí lo sea?
Escucha tus sentimientos. Escucha tus Pensamientos más Elevados. Escucha a tu experiencia. Cada vez que una de estas tres cosas difiera de lo que te han dicho tus maestros, o has leído en tus libros, olvida las palabras. Las palabras constituyen el vehículo de verdad menos fiable.
Hay tantas cosas que quiero decirte, tantas cosas que deseo preguntarte, que no sé por dónde empezar. Por ejemplo, ¿por qué no te revelas? Si de verdad hay un Dios, y eres Tú, ¿por qué no te revelas de un modo que todos podamos entenderlo?
Ya lo he hecho, una y otra vez. Estoy haciéndolo de nuevo aquí y ahora.
No. Me refiero a una forma de revelación que resulte incuestionable; que no se pueda negar.
¿Como cuál?
Como apareciendo ahora mismo ante mi vista.
Lo estoy haciendo.
¿Dónde?
Dondequiera que mires.
No. Yo quiero decir de un modo indiscutible. De un modo que ningún hombre pueda negar.
¿De qué modo sería? ¿Bajo qué forma o aspecto Me harías aparecer?
Bajo la forma o aspecto que realmente tengas.
Eso sería imposible, ya que no poseo una forma o aspecto que podáis comprender. Puedo adoptar una forma o aspecto que podáis comprender, pero entonces todos supondrían que lo que han visto es la sola y única forma y aspecto de Dios, en lugar de una forma y aspecto de Dios; una entre muchas. La gente cree que Yo soy como me ven, en lugar de como no me ven. Pero Yo soy el Gran Invisible, no lo que Me hago ser a Mí mismo en un momento determinado. En cierto sentido, Yo soy lo que no soy. Y es de este no-ser de donde vengo, y a donde siempre retorno. Pero cuando vengo bajo una u otra forma determinada -una forma bajo la que creo que la gente puede comprenderme, entonces la gente Me atribuye esa forma para siempre jamás. Y si viniera bajo cualquier otra forma, ante cualesquiera otras personas, los primeros dirían que no habría aparecido ante los segundos, ya que no Me habría mostrado a los segundos igual que a los primeros, ni les habría dicho las mismas cosas; de modo que ¿cómo iba a ser Yo? Como puedes ver, no importa bajo qué forma o de qué manera Me revele: cualquiera que sea la manera que elija o la forma que adopte, ninguna de ellas resultará incuestionable.
Pero si Tú hicieras algo que evidenciara la verdad de quién eres más allá de cualquier duda o interrogante...
... habría todavía quienes dijeran que es cosa del diablo, o simplemente de la imaginación de alguien. O de cualquier causa distinta de Mi. Si me revelara como Dios Todopoderoso, Rey de los Cielos y la Tierra, y moviera montañas para demostrarlo, habría quienes dirían: «Debe de ser cosa de Satanás». Y eso es lo que sucedería, puesto que Dios no se revela a Sí mismo por, o a través de, la observación externa, sino de la experiencia interna. Y cuando la experiencia interna ha revelado al propio Dios, la observación externa resulta innecesaria. Y cuando la observación externa es necesaria, entonces no resulta posible la experiencia interna. Así pues, si se pide la revelación, entonces no puede darse, puesto que el acto de pedir constituye una afirmación de que aquélla falta, de que no se está revelando nada de Dios. Esta afirmación produce la experiencia, ya que vuestro pensamiento sobre algo es creador y vuestra palabra es productora, y vuestro pensamiento y vuestra palabra juntos resultan magníficamente eficaces en tanto dan origen a vuestra realidad. Por lo tanto, experimentaréis que Dios no se ha revelado, ya que, si lo hubiera hecho no se lo pediríais.
¿Significa eso que no puedo pedir nada que desee? ¿Me estás diciendo que rezar por algo en realidad aleja ese algo de nosotros?
Esta es una pregunta que ha sido respondida a través de los siglos, y que ha
sido respondida cada vez que se ha formulado. Pero no habéis escuchado la respuesta, o no queréis creerla. Responderé de nuevo, con palabras de hoy, en un lenguaje actual, de la siguiente manera: No tendréis lo que pedís, ni podéis tener nada de lo que queráis. Y ello porque vuestra propia petición es una afirmación de vuestra carencia, y el decir que queréis una cosa únicamente sirve para producir esa experiencia concreta -la carencia- en vuestra realidad. Por lo tanto, la oración correcta no es nunca de súplica, sino de gratitud. Cuando dais gracias a Dios por adelantado por aquello que habéis decidido experimentar en vuestra realidad, estáis efectivamente reconociendo que eso está ahí... en efecto. La gratitud es, pues, la más poderosa afirmación dirigida a Dios; una afirmación a la que Yo habré contestado incluso antes de que me la formuléis. Así pues, no supliquéis nunca. Antes bien, agradeced.
Pero ¿qué ocurre si yo agradezco algo a Dios por adelantado, y luego eso no aparece nunca? Eso podría llevar al desencanto y la amargura.
La gratitud no puede utilizarse como una herramienta con la cual manipular a Dios; un mecanismo con el que engañar al universo. No podéis mentiros a vosotros mismos. Vuestra mente sabe la verdad de vuestros pensamientos. Si decís «Gracias, Dios Mío, por esto y lo otro», y al mismo tiempo está claro que eso no está en vuestra realidad presente, estáis suponiendo que Dios es menos claro que vosotros, y, por lo tanto, produciendo esa realidad en vosotros. Dios sabe lo que vosotros sabéis, y lo que vosotros sabéis es lo que aparece en vuestra realidad.
Pero entonces ¿cómo puedo estar realmente agradecido por algo, si sé que eso no está presente?
Fe. Si tienes aunque sólo sea la fe equivalente a un grano de mostaza, moverás montañas. Sabrás que eso está presente porque Yo digo que está presente, porque Yo digo que, incluso antes de que me preguntes, habré respondido; porque Yo digo y os lo he dicho de todas las maneras concebibles, a través de cualquier maestro que me puedas mencionar, que, sea lo que sea lo que queráis, si lo queréis en Mi Nombre, así será.
Sin embargo, hay tanta gente que dice que sus oraciones han quedado sin respuesta...
Ninguna oración -y una oración no es más que una ferviente afirmación de lo que ya es- queda sin respuesta. Cualquier oración -cualquier pensamiento, cualquier afirmación, cualquier sentimiento- es creador. En la medida en que sea fervientemente sostenido como una verdad, en esa misma medida, se hará manifiesto en vuestra experiencia. Cuando se dice que una oración no ha sido respondida, lo que realmente ocurre es que el pensamiento, palabra o sentimiento sostenido de modo más ferviente ha llegado a ser operativo. Pero lo que has de saber -y ese es el secreto- es que detrás del pensamiento se halla siempre otro pensamiento -el que podríamos llamar Pensamiento Promotor-, que es el que controla el pensamiento. Por lo tanto, si rogáis y suplicáis, parece que existe una posibilidad mucho menor de que experimentéis lo que pensáis que habéis decidido, puesto que el Pensamiento Promotor que se halla detrás de cada súplica es el de que en ese momento no tenéis lo que deseáis. Ese pensamiento promotor se convierte en vuestra realidad. El único Pensamiento Promotor que puede ignorar este pensamiento es uno fundado en la fe en que Dios concederá cualquier cosa que se le pida, sin falta. Algunas personas poseen este tipo de fe, pero muy pocas. El proceso de la oración resulta mucho más fácil cuando, en lugar de creer que Dios siempre dirá «sí» a cada petición, se comprende intuitivamente que la propia petición no es necesaria. Entonces la oración se convierte en una plegaria de acción de gracias. No es en absoluto una petición, sino una afirmación de gratitud por lo que ya es.

Os recomiendo la lectura de estos libros!! esto es tan solo un aperitivo del gran manjar...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimada amiga eva , soy BARRA37 he seguido tu recomendacion de ver la pelicula ,conversaciones con dios ,maravillosa pelicula , ahora voy a buscar sus libros y voy a leerlos .
me paso lo mismo hace ya años cuando ley los tres libros de jeans redfield ,por supuesto he visto la peli ,las 9 revelaciones
, seguire atento a este blog ,gracias por tu lavor y trabajo

Unknown dijo...

Gracias BARRA 37, no sé que libros son los de Jeans Redfield, voy a averiguar con google quien es y si los consigo en linea por ahora te enlazo esta dirección y aqui te los puedes descargar gratis http://www.formarse.com.ar/libros_gratis/libros_gratis.htm
aunque yo prefiero tenerlos en mi biblioteca y así siempre los puedo volver a consultar cuando quiera, son baratos...Un abrazo!!! ;-))

Unknown dijo...

ahhhhh jejeje claro!!! el libro de las 9 revelaciones!! no habia caido...

Si, realmente leer ayuda a ver...

Confio poder conversar pronto con tu DIOS sobre los libros de Neale.

Namasté

Unknown dijo...

fascinante, mira lo que acabo de localizar:

http://amigosdequedecosasii.blogspot.com/search/label/Autoayuda

te puedes descargar la tira de libros y "audiolibros" ( si no tienes tiempo de sentarte o no te gusta leer...)

Ommmmmm

Anónimo dijo...

Graciassss Eva... por esta ventana de luz... que son tus aportaciones...

Un fuerte Abrazo, guapa!

Anónimo dijo...

Eva gracias por este post, había visto la película y me gustó mucho pero en realidad no se me ocurrió leer el libro.
bendiciones y gracias de nuevo

Unknown dijo...

Jimena cariño, te los recomiendo!! como va todo? un abrazo gordo,♥♥♥♥♥♥♥

Luis dijo...

Enhorabuena!!!!Conversaciones con Dios es la pelicula más grande que he visto , pero hay muchas más como el guerrero pacífico etc

Unknown dijo...

Carlos, me alegra que te haya llegado tan profundamente. Fijate, he visto la película como 12 veces (por decir...ya ni recuerdo) y esta ultima vez, con una amiga descubrí un nuevo mensaje! por norma cuando salen las letras y veo que ya no hay nada más, doy por terminada la película si han pasado varios minutos de letras...pues al final de todo: hay un pedazo de mensaje, para los que lo tengan que recibir claro....me quedé con esa conclusión, no era para mi, si para la chica con la que la veía.

Un abrazo!