RECOMENDACIONES

domingo, 24 de enero de 2010

UNA REALIDAD PARALELA

Una Realidad Paralela (Documental Completo) from Nayadel D.T. on Vimeo.

Este documental nos muestra como nuestras vidas pueden cambiar de repente, llegado el momento de aceptar nuestra verdadera identidad y como se producen los cambios. Gracias a los protagonistas por mostrarnos sus maravillosas vivencias y a los que han hecho posible que este video llegue a todos nosotros.

SU WEB: www.unarealidadparalela.com

miércoles, 20 de enero de 2010

LA CURACIÓN CUÁNTICA ( Dr. Deepack Chopra)

playa de Barcelona ( la semana pasada)

Veamos el mecanismo de la percepción y cómo creamos lo que llamamos el Universo material. Hay un experimento que Uds. pueden hacer: se ponen unas moscas en un frasco grande con tapa durante varios minutos. Si al cabo de ese tiempo, se quita la tapa, el 99.9% de las moscas no pueden salir del frasco. En base a esta experiencia sensorial inicial, las moscas y su mente-cuerpo, o lo que sea, han estructurado un compromiso consigo mismas de que ése es el límite de su universo. No pueden escapar de él, excepto una o dos de las pioneras que se las arreglan para salir.

En la India se entrenan elefantes. Se hace algo interesante: se toma un elefante bebé y se le ata con una cuerdita a una planta durante varias semanas. Cuando este elefante crece, si se le ata con una cadena a un árbol, puede romper la cadena o arrancar el árbol, pero si se le ata a una planta con una cuerdita similar a la original, no podrá escapar, no podrá escapar. Cumple el compromiso con su cuerpo-mente, esa es su prisión. Este fenómeno se conoce entre los psicólogos como“compromiso cognoscitivo prematuro“. Es un compromiso que hacemos con nuestro cuerpo-mente que finalmente estructura nuestra realidad.

De manera que lo que ves ahí, es lo que te enseñaron a ver, básicamente. Si no te dijeron que existe, entonces no existe para tí. El sistema nervioso se desarrolla como respuesta a los estímulos nerviosos. Eso crea una cierta percepción del mundo y esa percepción del mundo estructura un sistema de creencias.

A fin de cuentas, ¿cómo se hace un sistema de creencias? Por lo que ves y tocas, por lo que oyes y hueles. Luego el sistema nervioso tiene una sola función: reforzar el sistema de creencias.En este momento, con las excepciones del caso, la mayor parte de las personas en esta sala, sólo pueden captar menos de una millonésima de los estímulos presentes en esta sala. Menos de una millonésima de los estímulos presentes en esta sala puede entrar en el sistema nervioso. Y estos son los que refuerzan lo que uds. piensan que existe. Si Uds. no piensan que existe, ni siquiera lo van a ver. De manera que el dicho “ver para creer” es al revés: “creer para ver“. De aquí que si no se cree en algo, no se le ve y no se le oye, no se le puede tocar, gustar, ni oler.

Nuestro sistema nervioso ha sido programado para captar sólo un fragmento de la realidad y con estos fragmentos, que es todo lo que tenemos, no podemos ver el todo. Esa es la razón por la que vivimos alienados, fragmentados, separados de los demás, porque sólo podemos ver un poco aquí y allá. Y estos fragmentos se han estructurado como resultado de los compromisos cognoscitivos prematuros que hemos hecho.

Por ejemplo, el ojo humano puede ver entre 3.70 y 7.90 billonésimas del espectro. Esto se puede entender, pero normalmente sólo puede ver dentro de esos límites. Todo lo que sobrepase estas longitudes de onda, no existe para nosotros. Hay instrumentos o aparatos científicos que extienden esos límites, pero sólo un poco. Lo que percibimos no es exactamente la realidad. No es el aspecto real del mundo. Es literalmente nuestra manera de mirarlo.

Las diferentes especies (de animales) lo ven diferente. Si uno pasea con su perro, verá que huele un universo completamente diferente al nuestro, oye lo que uno no puede oír.

Una serpiente siente su medio más en infrarrojo. Un murciélago se orienta durante su vuelo a través del eco del ultrasonido. Las células del ojo de la abeja no pueden percibir los colores que nosotros percibimos, pero ven en la zona del ultravioleta. Cuando la abeja mira una flor, no ve la flor, sino la miel a distancia. Se pierde la flor, pero nosotros nos perdemos la miel. Los ojos del camaleón se mueven a lo largo de dos ejes diferentes. No podemos imaginar cómo ve el camaleón esta sala. ¿Cuál es entonces el verdadero aspecto, la verdadera textura, el verdadero sonido? La respuesta es: no hay más que infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo.

De esas infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo, nosotros estructuramos una realidad perceptual. Y si ocurre que concordamos con ella, entonces decimos que ahí tenemos la prueba de que existe.

Lo que llamamos tiempo no es más que una colección de experiencias subjetivas, resultado de nuestra realidad perceptual. Pero esa realidad, es una realidad en un nivel y es un artefacto en otros niveles. No es toda la historia. Sir John Eccles, fisiólogo británico actualmente australiano, quien también ganó el Premio Nobel, dijo: No existen colores en el mundo real, no hay textura en el mundo real, ni olores, ni belleza, ni fealdad. Son todas realidades perceptuales, estructuradas en nuestra propia consciencia. Lo creamos todo mediante nuestra interacción. Es un hecho que el Universo está compuesto por campos de fuerza y campos de materia que provienen de un sólo campo unificado.

Hoy, los científicos afirman que todo lo que uno percibe proviene de cuatro fuerzas básicas del universo: la gravedad (la gravitación universal), que hace que gire el mundo, mantiene unido al planeta; la electricidad que produce el calor, la luz, etc.; el magnetismo que hace que funcione la pantalla de televisión y todas las demás cosas de nuestra tecnología moderna; y la gran fuerza que mantiene unido el núcleo del átomo, es una fuerza muy grande y por eso da la impresión de que en verdad existe la materia. Cuando se logra desarticular esa fuerza, entonces ocurre la explosión nuclear, que es tan fuerte. Es la fuerza responsable de la radiactividad y la transmutación de los elementos, y eso es todo.

Los científicos sostienen que estas fuerzas provienen de una única fuerza fundamental dentro de la naturaleza, denominada “campo unificado”. Y nosotros también somos parte de ello, porque es todo lo que hay. El espacio, el tiempo, todo lo que llamamos el universo material, se encuentra estructurado como resultado de la fragmentación y expresión de estas fuerzas naturales. Como científicos, denominamos a este proceso “fragmentación simétrica” y su expresión es lo que denominamos “objetos materiales”, separados unos de otros en espacio y tiempo.

Pero en realidad, lo que experimentamos como materia es algo que sólo sucede en la consciencia. Todo el mundo exterior se compone simplemente de campos energéticos y estos campos energéticos son, en realidad, un sólo campo. El espacio y el tiempo también son parte de este campo energético. De alguna manera este campo se fragmenta mediante la percepción. Podemos convertir ese campo energético en experiencia de sonido, gusto, forma, color, etc. Luego, está el proceso de rotulado que se lleva a cabo en nuestra propia consciencia; y a partir de este campo energético, tenemos el mundo material que percibimos. Pero no es así realmente lo exterior. Sólo es así dentro de nuestra mente.

Sin embargo, la base científica de la Medicina de hoy es una superstición. Y esta superstición es que todo el mundo está compuesto por materia y que los cuerpos humanos también son materiales, y que el universo está compuesto de objetos separados que se relacionan en el espacio y el tiempo.

La superstición del materialismo es, literalmente, la causa de nuestra lógica en la medicina occidental y en lo que podríamos llamar, medicina contemporánea. Toda la lógica de la medicina contemporánea se basa en esta superstición de que solamente somos máquinas físicas que han aprendido a pensar. Que por alguna razón, esta danza de moléculas en nuestro cuerpo crea lo que llamamos el “pensamiento”. Y podríamos decir, que nuestra medicina contemporánea ve el cuerpo como una escultura congelada. Si uno no puede digerir todo lo que comió, simplemente toma un Alkaseltzer y se “soluciona” el problema. Si no puede dormir de noche, se toma una pastilla para dormir. Y así con todas estas píldoras mágicas que tenemos. ¿Está ansioso? Tómese un tranquilizante. Se supone que le dará tranquilidad. Si tiene una infección, tome un antibiótico. Si tiene cáncer dése quimioterapia, radiación. Si tiene dolor en el pecho, tome nitroglicerina, o mejor aún, hágase una operación de “bypass”. Y así, sucesivamente.

Hoy, todavía estamos buscando todo tipo de pastillas mágicas. Ultimamente, la búsqueda es para el SIDA. La búsqueda de esta solución mágica es constante. Pero todo el concepto está equivocado. Se basa en la idea de que el cuerpo es material y que los agentes materiales son la causa de la enfermedad. Los científicos tratan siempre de entender el mecanismo de la enfermedad. De eso, trata la ciencia.

¿Cuáles son los mecanismos de la enfermedad?; y luego ¿cómo podemos interferir con esos mecanismos para prevenir la enfermedad. Lo que sucede, es que la confusión entre mecanismo y causa última, nos da la idea de que en realidad estamos haciendo algo.

El hecho es que existe una gran desilusión, incluso dentro de la profesión médica, con respecto a este enfoque porque simplemente no funciona. Es un enfoque sintomatológico que no llega a la causa básica de la enfermedad, enmascara los síntomas de las enfermedades con tranquilizantes y pastillas para dormir. Las prescripciones médicas resultan ser la causa No. 1 de drogadicción en el mundo.

….Desde 1962 a 1986 ha habido un aumento del 300% en drogadicción, debido a prescripciones médicas legales. En el mismo lapso, el crecimiento de la drogadicción en la calle es del 40%. No hay comparación. Los antibióticos son hoy la causa No. 1 de muerte por infecciones, no el SIDA - aunque eso es lo que nos quieren hacer creer los diarios.

La Asociación Médica de California acaba de completar un estudio, subsidiado por una entidad de seguros de salud, que demuestra más allá de toda duda, de que en este país ocurren 80 000 muertes por año a causa de infecciones adquiridas en los hospitales, como resultado de organismos resistentes a los antibióticos. Y aún en cáncer, donde creemos que estamos haciendo grandes adelantos, si observamos las últimas décadas, en los últimos 40 años encontraremos que la mortalidad (por edades) atribuible al cáncer, no ha cambiado ni siquiera el 1%, sino que más bien ha aumentado.

Se sabe que algunos tipos de cáncer son curables, por ejemplo el Hodgkins y otros. Y aún así, la comunidad médica que se ocupa de la inmunología teme que en el futuro la causa más frecuente de cáncer sea su mismo tratamiento, porque utilizamos drogas tan poderosas que equivalen literalmente a una guerra nuclear dentro de nuestro cuerpo que destruye el sistema inmunológico y nos hace más susceptibles a otros tipos de infecciones y a otros tipos de cáncer más terrribles.

Podría seguir con esto todo el día, pero este seminario no tiene por fin criticar el enfoque contemporáneo. Este enfoque contemporáneo está siendo cuestionado actualmente por la comunidad médica y hay muchas escuelas médicas que están revisando todo este modelo. El modelo es erróneo. No es que los científicos no tengan buenas intenciones o que los médicos no quieran ayudar a sus pacientes. Por lo general, la mayoría de los médicos sí lo quieren hacer. El único problema es que está equivocado el modelo. Quizás haya que enterrar todo el modelo Newtoniano por obsoleto, porque en realidad está congelado en la idea de que somos máquinas físicas que han aprendido a pensar.

Por lo tanto, hoy me gustaría introducirles al modelo Ayurvédico que es también el modelo que se está haciendo contemporáneo como resultado del vislumbramiento de la física y de la neurobiología. Y este modelo no toma al cuerpo como una estructura congelada, sino más bien, literalmente,como una danza dinámica de energía inteligente.

FUENTE: Extracto del libro La Curación Cuántica de Deepak Chopra En www.medicinacuantica.net


miércoles, 6 de enero de 2010

11 Razonamientos para despertar y liberarse (Carles Gallego)

Conferencia de Carles Gallego, autor del libro "11 Razonamientos para Despertar y Liberarse", ingeniero técnico mecánico, terapeuta intuitivo, y autor del sitio web despertar-social.com , y del video "Cuándo y cómo acabará la crisis".

En ésta conferencia comenta sus vivencias personales pasando por el mundo de las terapias naturales y el "New Age", y el mundo de las conspiraciones y el engaño global; llegando a unas conclusiones que le han llevado a escribir un libro, para transmitir sus conocimientos, y ahora realizar ésta grabación.
La conferencia y el libro son una herramienta para ayudar a comprender mejor el momento en el que vivimos, sanarnos y reconectarnos con nuestra esencia y poder personal, y saber como construir positivamente un buen futuro.
En la conferencia y en el libro toca temas muy importantes, como:
Las creencias, la voz interior, las decisiones, las religiones, el día a día, el bien y el mal, los seres oscuros en el poder, la manipulación y el engaño en los medios de comunicación y en el sistema, las profecías y el futuro de la humanidad, el poder de creación, el crecimiento personal, las terapias naturales y la sanación, la energía y otras dimensiones, la humildad, la sencillez, la realización de los proyectos, actuar desde el corazón, etc...
En definitiva toca todo un conjunto de temas de la "A" a la "Z" los cuales componen las teclas del piano del mundo en el que vivimos.

11 RAZONAMIENTOS PARA DESPERTAR Y LIBERARSE from MIZAR-PETRUS on Vimeo.

lunes, 4 de enero de 2010

DIAGNOSTICO ( por Alicia Ninou)



El cuatro de julio me dijeron que iba a morir. Cuestión de semanas, al parecer. Fue un médico joven, demasiado joven para dar ese tipo de noticias con la suficiente elegancia – si es que hay maneras elegantes de dar una noticia así-. Lo soltó de inmediato, como si se quitara un peso de encima, sin mirarme a los ojos, y con el mismo tono que hubiera usado para decirme: mañana va hacer buen día… Luego empezó a perderse en tecnicismos: que si la médula ósea, que si el avanzado estado de la enfermedad, que si los resultados del TAC, que si uvas que si peras... Resulta obvio que yo ya no le escuchaba, que mi mente había empezado a divagar por los intrincados senderos del pánico existencial; pero él insistía en explicarme lo que yo no le había preguntado, como si necesitara justificar mi muerte ante alguien. A mis trenta y cinco… pensaba yo obsesivamente. Y lo curioso es que el médico debía rondar mi edad. ¿Por qué yo y no él?

- ¿Puede hacerse algo…? – Fue lo único que acerté a pronunciar.

- Por supuesto, si tiene usted una varita mágica…

¿Acaso pensó que me haría gracia el chiste? Nadie intentó consolarme. Nadie se sentó a mi lado ni me cogió la mano para decirme debe usted ser fuerte. Aunque sí me explicaron que no iban a escatimar esfuerzos en “mi caso”: sesiones diarias de radio, medicación conquimio días alternos, radiografías, escáneres… todo un arsenal a mi servicio. Al parecer, después de todo, no podía quejarme. Pero… ¿a santo de qué? me preguntaba yo, si ya me había dicho que no tenía remedio.

Mientras esperaba que una diligente enfermera me programara la larga lista de suplicios, mis ojos se desviaron hacia un tablón de anuncios varios: ambulancias, quiromasajistas, enfermeras a domicilio, mentalistas… ¿mentalistas? ¿Qué era eso? Leí la tarjeta:

Doy lecciones de cómo vivir.

Puedo ayudarle a superar lo que sea.


- ¿Puede ayudarme? – Fue lo primero que pregunté.

- ¿Cuál es su problema?

- Voy a morir pronto.

- ¿Va a suicidarse?

- No. ¡Por supuesto que no! Me lo acaba de decir el médico.

- ¿Es Dios?

- ¿Cómo?

- Su médico, ¿es Dios?

- No, claro que no.

- Entonces, ¿por qué le da crédito?

- ¿Cómo no se lo voy a dar? ¡Es médico!

- Le habrá dicho que tiene muchas probabilidades de morir…

- ¡No! Me ha dicho que me quedan semanas.

- Siento decepcionarle, pero los médicos no lo saben todo. Solamente con pruebas y estadísticas no se puede predecir la muerte de una persona…

- Muy bonito, pero eso sería negar una evidencia…

- Bien, entonces empiece aceptando su evidencia: va a morir.

- ¿Esa es la ayuda que puede ofrecerme?

- ¿Acaso pensaba que era inmortal?

- ¡Claro que no!

- ¿Entonces?

- Es que no me siento preparado…

- ¿Conoce a alguien que lo haya estado?

- … Oiga, sólo necesito que alguien me ayude…

- ¿A qué? ¿A morir? No sea ridículo. Para eso se basta usted solito. Además, si de verdad se está muriendo, ¿qué coño hace aquí? Lárguese de viaje, gástese todos los ahorros, córrase su última juerga, haga lo que siempre ha deseado y nunca ha hecho… haga testamento… en fin, ¿quiere que le dé ideas?

- ¡Pero qué bestia que es!

- ¿Por qué?

- Porque tengo miedo…

- Pues trágueselo. El miedo no va evitar que muera…

- No vea lo que me está ayudando…

- Es que es usted muy pesimista.

- No, soy r e a l i s t a. – remarqué letra a letra.

- Quizás ustedes, los “realistas”, tengan una visión más exacta del mundo, pero los optimistas vivimos mucho más y lo pasamos mejor.

¡Aquello era una frase típica y tópica de manual barato de autoayuda! Me levanté para irme. No pensaba pagarle ni un duro a aquel tipo. Aquello no me estaba ayudando en nada, absolutamente en nada. Tenía que haber imaginado que sería un timo. Al parecer, cualquiera que se hubiera leído cuatro libros de autoayuda se creía capacitado para aconsejar a los demás. ¡Inaudito!

- Que le vaya bien. Supongo que no le veré más… – Dijo a modo de despedida, sin sentirse ofendido.

- Supone bien. – Contesté. Aunque no tenía claro si lo decía por mi rechazo hacia él o por que me quedaba poco para “palmarla”.

- Siento no haber podido ayudarle. Sólo una última pregunta, ¿está seguro de que le gustaría seguir viviendo…?

- ¿Qué quiere decir?

- ¿Es usted feliz?

- ¿Cómo voy a ser feliz!?

- Me refiero a antes… de saber esto.

- Pues… no sé… ¿qué quiere que le diga? Supongo, como todo el mundo.

- Se equivoca, no todo el mundo es igual de feliz. ¿Le gustaba su vida?

- Pfff…

- ¿Pfff? Eso no parece ser mucho…

- ¡Joder! ¿Qué quiere que le diga??

- …

- La verdad es que… no demasiado. ¿Pero es lo que hay, no? ¿Usted es feliz?

- No hablamos de mí. ¿Pensaba usted en la muerte?

- Como todo el mundo, supongo…

- ¡Que manía tiene usted con todo el mundo! ¿Pensaba o no en la muerte?

- A veces, como un alivio…

- Ahí lo tiene.

- ¿El qué?

- Hay que tener cuidado con lo que se desea, porque a veces, se cumple…

He de admitir que aquello me descolocó. Me desorientó sobremanera. Volví a sentarme frente a él, porque en el fondo me resultaba divertido. Desde que me habían “diagnosticado” y “etiquetado” nadie me había hablado así ni dicho esas cosas. En casa y fuera de casa todo eran lloros y caras tristes. Aquel hombre no sentía ninguna pena por mí y empezaba a sonar interesante…

- ¿Me está sugiriendo algo…?

- Pura lógica. Si antes deseaba morir, ahora debe desear vivir…

- …?

- A mí no me pregunte cómo. Es su vida.

- No estoy seguro de entender…

- Con lo que tiene usted ahí – y señalaba con vehemencia hacia mi cabeza – puede usted conseguir lo que se proponga.

- ¿Habla de vencer a la muerte?

- Bueno, tampoco albergue demasiadas esperanzas. El índice de mortalidad en este mundo es del cien por cien…

Había vuelto a desconcertarme. ¿Pero qué pretendía ese tipo, hacerme recuperar las esperanzas de vivir o hundirme en la más absoluta miseria?

- Pero puede intentarlo ¿no cree? Si parte de la base de una muerte segura ¿tiene algo que perder?

Aquello era absolutamente cierto.

- ¿Y qué se supone que debo hacer?

- ¿Ha habido alguna vez en su vida algo auténtico?

- ¿Auténtico…?

- Algo de su vida que valiera la pena, que le hiciera sentir bien: una persona, un sentimiento, un recuerdo, una afición…

- Supongo que sí… tendría que pensar en ello…

- Joder, ¡pues piense! Le va la vida… – y me guiñó el ojo.

- …

- …

- ¿Y cuando encuentre algo que valga la pena?

- Pues aférrese a eso.

- ¡Aferrarme…?

- Sí, con todas sus fuerzas. Esa será su llave, o su varita mágica, por decirlo de algún modo.

- ¿Varita mágica…?

- Todos tenemos una. Sólo hay que encontrarla.

- Es curioso… el médico también me dijo algo relacionado con una varita mágica.

- ¿De veras? Debió de ser lo más brillante que le dijo…

- No crea, fue más bien un chiste macabro.

- Verá – dijo mirándome directamente a los ojos con una convicción irrefutable – ¿ha hecho nunca una tortilla?

- ¿qué…?

- Se le ha quemado una cara… pero no pasa nada, sólo tiene que darle la vuelta a la tortilla, ¿comprende?

- …

- ¡Salga ahí afuera y mire directamente a los ojos a quien le está apuntando con un rifle! ¡Con dos cojones!

*******

Lo miré irse desde la ventana. Había sido duro con él, lo sabía, pero no era más que una táctica. No se puede ser “dulce y compasivo” con este tipo de casos: hay que entrar a matar desde un principio. Nunca dispongo de mucho tiempo porque normalmente duran bastante menos de lo que el médico ha pronosticado. Y es lógico, porque salen de la consulta programados para morir: h i p n o t i z a d o s, esa es la palabra correcta. Mi trabajo consiste en desprogramarles, y después, en reprogramarles para volver a vivir. La diferencia entre los médicos y yo es que ellos no saben el poder que tienen, y yo sí. Manejan su poder inconscientemente y de esa manera pueden hacer muchísimo daño, del cual también son inconscientes, por supuesto.

Mientras le veía alejarse me pregunté si volvería a verle, si habría sabido tocar las teclas oportunas en esa mente desorientada y asustada. No siempre consigo mi propósito, por supuesto. Al fin y al cabo, sólo cada persona tiene la llave de su mente y algunos, no llegan a usarla nunca.

*********

Hoy vuelve a ser cuatro de julio. Después de un año sin aparecer por aquí he vuelto a la consulta. Un médico distinto me atiende, también bastante joven. Levanta los ojos de mi expediente y está claro que no da crédito a lo que ve. Para él es obvio que debería estar muerto: soy un fantasma. Pero yo sólo siento curiosidad por saber qué ha sido del médico que intentó sentenciarme. Me atrevo a preguntarlo.

- Murió.

- ¿Cómo dice?

- Una desgracia: un tumor repentino. Fue cuestión de pocas semanas…

- Me deja usted helado…

- Ya ve, y no escatimamos esfuerzos, como puede suponer. Pero no todo el mundo tiene tanta suerte como usted… – iba mirando y remirando mi expediente – pero aquí no tengo constancia de su tratamiento… ¿cambió usted de hospital?

- No, no lo hice.

- …

- No encontraría su varita mágica…

- ¿Cómo dice?

- Nada importante, cosas mías…

- ¿Me está diciendo que no ha hecho ningún tratamiento?

- Así es.

- … Bueno, ocurre a veces, lo llamamos remisión espontánea…

- Ya, espontánea, a pesar…

- ¿A pesar?

- …del diagnóstico, claro.

- Aunque le parezca mentira, las estadísticas lo contemplan…

- Pues su amigo no me lo dijo…

- Verá, no nos gusta crear falsas esperanzas a los pacientes…

- claro, claro, por supuesto…

- Intentamos ser realistas…

Después de explicarle durante más de media hora que no pienso hacerme más pruebas ni analíticas, que me encuentro bien y que no van a volver a tocarme, me despido lo más amablemente que puedo, dadas las circunstancias.

Me acerco hasta el tablón de anuncios que me salvó la vida y busco la tarjeta. No está. Pregunto por ella, pero nadie parece recordarla. Hay tarjetas de ambulancias, servicios de emergencia, enfermeras, practicantes, masajistas… ¿Sería producto de mi imaginación? Disimuladamente saco un papel de mi bolsillo y lo dejo allí, por si puede servirle a alguien.

No se fíe de ellos, no lo saben todo

Busque su varita mágica

Alícia Ninou